RAFAEL DE RIEGO
Ordenanza Concejo Deliberante de General Pueyrredón sancionada el 20 mayo 1960.
Desígnase con el nombre “General Rafael de Riego” a la actual calle 114 que nace en la avenida Juan B. Justo
Nació en Asturias, 1784 y murió en Madrid, 1823.
Fue un militar español y político de ideas liberales.
Dio nombre al famoso himno decimonónico adoptado por los liberales en la monarquía constitucional y más tarde por los republicanos en los diversos períodos, conocido como “Himno de Riego”.
Pertenecía a una familia noble, aunque de escasa fortuna. Tras graduarse en leyes y cánones en la universidad de Oviedo, en 1807 se alistó en la Guardia de Corps de Madrid.
Como integrante del ejército español, debió enfrentar a la invasión francesa dirigida por Napoleón. Cayó prisionero y fue enviado a El Escorial, de donde logró escapar en 1808. Fugó a Asturias, donde su padre había sido nombrado miembro de la Junta Suprema de Asturias que, como todas las Juntas españolas, reconocía únicamente la legitimidad y soberanía de Fernando VII y no la del rey francés, José Bonaparte.
En la Guerra por la Independencia ascendió al grado de capitán. Tomó parte en la batalla de Espinosa de los Monteros (Burgos) en la que los españoles fueron derrotados.
Fue hecho prisionero y deportado a Francia, donde conoció las teorías liberales que se habían propagado desde la revolución francesa de 1789.
Fue liberado y entró en contacto con la masonería de Francia, Inglaterra y Alemania.
Retornó a España en 1814, fue ascendido a teniente coronel. La invasión francesa ya había terminado, pues Napoleón había sido derrotado por las grandes potencias (Gran Bretaña, Prusia, Austria y Rusia) y Fernando VII había sido proclamado rey.
Durante los seis años de gobierno absolutista de Fernando VII se unió a la masonería, y conspiró para reinstaurar la constitución de 1812 que había sido abolida por el monarca cuando regresó del exilio, debido a la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte.
En 1819 se reunió en Andalucía un ejército destinado a reconquistar las colonias americanas que se habían emancipado de España a partir de 1810.
Rafael de Riego estaba al mando del 2do.batallón asturiano. Varios oficiales habían decidido aprovechar la ocasión para proclamar la constitución de 1812.
De Riego, uno de los comprometidos, se alzó contra la monarquía absoluta en Cabezas de San Juan (Sevilla), el 1ro. enero 1820 con la intención de restaurar la vigencia de la Constitución liberal sancionada por las Cortes en el año 1812 y establecer una monarquía constitucional.
Arengó a sus partidarios en una proclama:
“España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución, pacto entre el monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el rey al último labrador… Sí, sí, soldados, la Constitución. ¡Viva la constitución!”.
Poco después se trasladaron a Arcos de la Frontera, donde fue detenido el general en jefe del ejército expedicionario, conde de Calderón. A continuación, las ropas de Riego marcharon por diferentes ciudades andaluzas con la esperanza de comenzar un levantamiento anti-absolutista, ante la indiferencia popular.
Si bien el pronunciamiento no fue sofocado, tampoco encontró el apoyo que esperaba, de forma que el 11 de marzo lo que quedaba de la columna decidió dispersarse, buscando refugio en las montañas de Extremadura.
Cuando el periplo revolucionario estaba desintegrándose en Andalucía, se produjeron levantamientos en Galicia, proclamándose la Constitución en varias ciudades, Los levantamientos se fueron extendiendo por España.
El palacio real de Madrid fue rodeado por una multitud el 7 de marzo 1820. A pesar de que, según parece, el rey hubiera podido contar con la adhesión de tropas suficientes para hacer frente a los sublevados, consultó con el general Ballesteros, comandante del ejército del centro, quien manifestó que no podía responder de la tropa.
Entrada la noche, el rey se decidió a firmar un decreto por el que declaraba que
“de acuerdo a la voluntad general del pueblo” había decidido jurar la Constitución. El rey publica (10 marzo 1820) el “Manifiesto del Rey a la Nación española” en el que muestra su apoyo a la Constitución:
“Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. Comienza así el Trienio Liberal (1820 a 1823).
El nuevo gobierno nombró a Riego Mariscal de Campo y poco después Capitán General de Galicia. No llegó a ocupar este puesto, sino que fue destituido con motivo de su visita a Madrid (agosto 1820), acusado falsamente de republicanismo.
Sin embargo, los vaivenes políticos le llevaron a ser nombrado, en noviembre, Capitán General de Aragón, por lo que se trasladó a Zaragoza.
El 18 de junio se había casado con su sobrina, María Teresa de Riego y Bustillos.
El 4 setiembre 1821, tras el complot republicano de Cugnet de Montarlet, fue destituido de la capitanía general y destinado a Lérida, y más tarde a Castelló de Farfaña. A pesar de ello, su popularidad era enorme y su retrato era paseado por las calles madrileñas.
En marzo 1822 fue elegido diputado por Asturias, siendo designado presidente de las Cortes Generales, en un gobierno dominado por los liberales exaltados, que condujeron a los moderados, dirigidos por Francisco Martínez de la Rosa, a la oposición.
Aunque era muy respetado, los que apoyaban al Antiguo Régimen le acusaban de haberse endiosado y haberse enriquecido en forma oscura.
En 1822 empezaron las revueltas contra la nueva forma estatal. La primera fue en Madrid, cuando un batallón de la milicia nacional cargó contra unos seguidores de Riego que aclamaban a éste. Fue llamada la “batalla de las platerías”.
La segunda fue en el Norte, donde aparecieron partidas realistas en Navarra y Cataluña, En esta última los realistas proclamaron una regencia absolutista en contra de los liberales.
Mientras tanto, Fernando VII reclamaba ayuda extranjera para restaurar el Absolutismo. En diciembre 1822, en el Congreso de Verona, la Santa Alianza (Rusia, Austria y Prusia, con apoyo de Gran Bretaña) decidió que una España liberal era un peligro para el equilibrio europeo y se encargó a Francia la tarea de restablecer la Monarquía Absoluta en España.
El 7 abril 1823, un ejército francés enviado por el rey Luis XVIII, conocido como “Los cien mil hijos de San Luis”, al mando del duque de Angulema, cruzó la frontera.
Riego marchó a Cádiz, donde se sumó a la mayoría liberal de las Cortes Generales para organizar la resistencia y votar la incapacidad del rey. Los liberales se sentían traicionados y perseguidos por el absolutismo intransigente de Fernando VII.
Intentó organizar la resistencia en Andalucía, en calidad de general en jefe del tercer cuerpo de ejército, e hizo frente a los franceses, pero el 14 de setiembre fue derrotado en la batalla de Jaén. Herido, intentó huir. Al día siguiente, traicionado y abandonado por sus tropas, fue hecho prisionero.
Se le trasladó a Madrid. Allí pidió perdón y clemencia al rey y a todos aquellos a los que hubiera ofendido por sus posibles “crímenes liberales”, en una carta publicada por la “Gaceta de Madrid”.
Todo fue en vano. Declarado culpable de alta traición por haber sido uno de los diputados que había votado por la incapacitación del rey, el 7 noviembre de 1823 fue llevado al patíbulo situado en la plaza de la Cebada en Madrid y ejecutado.
Se convirtió en el mártir por excelencia de la represión política contra el Liberalismo.
A partir de 1823 el rey Fernando VII gobernó España como monarca absoluto, en la llamada “década ominosa” hasta 1833.
Himno de Riego
Era el himno que cantaba la columna de los soldados del entonces teniente coronel Rafael de Riego tras la insurrección del 1ro.enero 1820, mientras recorrían las ciudades y campos de Andalucía para sumar voluntarios a la sublevación.
El texto había sido escrito por Evaristo San Miguel, militar y amigo de Riego. La música era de autor desconocido.
El estribillo dice:
Soldados de la patria
Nos llama la lid
Juremos por ella
Vencer o morir
Durante el Trienio Liberal el Himno de Riego fue el Himno oficial de la monarquía constitucional española según decreto firmado por Fernando VII.
Luego, en la Década Ominosa, el himno fue prohibido.
Se lo restituyó durante el reinado de Isabel II.
Se lo cantó con frecuencia durante la Segunda República, pero no tenía carácter oficial.
Fue nuevamente prohibido en el período del general Francisco Franco.
Dado que Riego se proponía instaurar una monarquía constitucional, el Himno no reviste carácter republicano ni anti-monárquico.
Episodios recientes en los que se confundió el Himno de Riego con el himno nacional de España.
- Berlín, 1941. El gobierno español del general Franco envió el “Escuadrón azul” para combatir junto con la aviación alemana durante la segunda guerra mundial en el frente oriental, contra la Unión Soviética. Los voluntarios fueron recibidos en el aeropuerto de Berlín, realizándose una ceremonia en la cual la banda de música alemana interpretó por error el himno de Riego; posteriormente el director de la banda militar fue arrestado.
- Cuzco, 1951. El gobierno de Francisco Franco envió una subvención para colaborar en la reconstrucción del campanario del templo de Santo Domingo, derrumbado como consecuencia de un terremoto. Cuando la construcción estuvo terminada, se realizó un acto para agradecer el gesto. La banda de música ejecutó los sones del himno de Riego por error, razón por la cual el obispo de Cuzco lo hizo interrumpir de inmediato.
- Tenis. Copa Davis año 2003 realizada en Melbourne, Australia. El hecho provocó un breve incidente diplomático entre ambos países.
- Santiago de Chile. 2007. Interpretado durante la recepción del presidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero, en visita oficial.
Por Gerardo Celemín