LOS AÑOS CRÍTICOS EN LOS ORÍGENES DE MAR DEL PLATA: 1874 a 1877. FUNDACIÓN DEL PUEBLO COSTERO. CONTROVERSIAS
Las tierras que adquirió Patricio Peralta Ramos a Coelho de Meyrelles (1860) estaban ubicadas en el paraje “Puerto Laguna de los Padres” y formaban parte del partido de Mar Chiquita.
En 1865 es creado el partido de Balcarce, con lo que se vuelve imperiosa la necesidad de constituir sus autoridades, las que deben tener residencia en un “pueblo cabecera”.
El primer juez de paz del partido, Juan A. Peña, respaldado por una comisión de vecinos, presenta al gobierno provincial una solicitud para que el pueblo sea fundado sobre la costa, en el paraje del viejo saladero, pero en tierras públicas, lo que en la práctica significaba la expropiación del lote XIII que era de propiedad de Peralta Ramos.
El Poder Ejecutivo dilata la resolución sobre este tema debido a que otro grupo de vecinos se opone a que la provincia destine una elevada suma de dinero para expropiar dichas tierras de propiedad privada.
En 1867 se constituye por primera vez la Comisión Municipal, surgiendo enseguida la discrepancia entre sus integrantes acerca de la ubicación de la población que sería residencia de las autoridades, pues mientras unos opinan que prefieren localizarla en la costa (“costeros”) otros sostienen la conveniencia de ubicarla en el interior del partido, preferentemente cerca de laguna Brava (“serranos”)
En estas circunstancias, empezó a actuar en la política local Florisbelo Acosta (juez de paz y presidente de la comisión municipal), haciendo suyo el proyecto de Peña. Convocó una asamblea en 1870, a la que asistieron las personas de mayor arraigo en el Partido, resolviéndose reunir fondos para comprar la fracción de campo necesaria para el trazado del nuevo pueblo en la comarca del saladero.
En varias comunicaciones, F.Acosta pidió insistentemente al P.E. provincial que se dirigiera a la Legislatura recabando una ley de expropiación.
A todo esto, Patricio Peralta Ramos llevaba muy adelantadas las gestiones que había entablado con el mismo objeto, consiguiendo que la fundación fuese aprobada por el gobernador Mariano Acosta el 10 de febrero de 1874.
La población total del partido no era superior a las 3.000 personas, mientras que en el Puerto Laguna de los Padres apenas había 50 habitantes, según expresa Roberto Cova en “Memorias del partido de Balcarce”.
En marzo de 1874, el agrimensor Chapeaurouge realizó la traza del pueblo que habría de ser Mar del Plata, la cual fue aprobada en junio del mismo año.
La fundación oficial de este pueblo fue recibida, tanto por las autoridades locales como por el vecindario, con franca hostilidad. A los regocijos del primer momento se siguieron bien pronto las vacilaciones resultantes de la novedosa creación del pueblo en terrenos de propiedad particular. Efectivamente, Mar del Plata surgía a la vida pública en forma distinta a las poblaciones creadas hasta la fecha.
La formación de pueblos se había operado siempre en campos de propiedad fiscal, reservadas por los gobiernos con ese objeto, y la ley respectiva encomendaba a los Jueces de Paz y a las Municipalidades, el reparto y venta de solares, quintas y chacras de los ejidos. De esta manera, la autoridad local ejercía las funciones de propietaria de todas las tierras del ejido, circunstancia que no se daba en el Puerto Laguna de los Padres o Puerto Balcarce (actual Mar del Plata) en la cual Patricio Peralta Ramos era el propietario del área total.
En cuanto al repartimiento y venta de tierras, se procedía de manera distinta. Si las tierras eran públicas, la autoridad podía elegir a los candidatos que se presentaban para comprar y afincarse, ofreciendo la enajenación a precios muy bajos. A su vez, los futuros vecinos podían elegir las fracciones que desearen y debían levantar su vivienda en un plazo prudencial.
Pero en el caso de Mar del Plata, el fundador podía vender o no las parcelas, era él quién decidía cuáles se enajenarían y podía ofrecerlas a precios altos o bajos en función de la demanda existente.
Por todo lo expuesto, las personas que habían tratado de que se fundara el pueblo en el sector costero reclamaron la expropiación previa de las tierras sujetas a fundación, para lo cual ya habían levantado suscripciones entre el vecindario del partido, cuyo producto fue depositado en el Banco Provincia.
Pero una vez que el gobierno dio el permiso correspondiente a Peralta Ramos, existía el temor de que dichos fondos fuesen afectados a la construcción de los edificios públicos en los terrenos donados por el fundador. Cuando las autoridades del partido estuviesen funcionando en el Puerto, existía la posibilidad de que hubiese mayor demanda para adquirir tierras y el fundador aprovechase la oportunidad para encarecer los precios.
Esta creencia movilizó a un sector de los terratenientes en contra de Peralta Ramos, ya que no veían por qué éste debía resultar el único beneficiado y no ellos, que también hubieran podido efectuar fundaciones en sus campos.
El paladín de esta oposición fue José Andrés Chaves. Nacido en Buenos Aires (1841), pertenecía a las filas del partido Autonomista de Alsina. Trabajó en el negocio de los hermanos Ortiz hasta 1871, cuando con capital propio adquirió una casa de negocios en La Peregrina, a la que denominó “La Independencia”. Desde entonces, formó parte de las comisiones municipales y fue promotor de la fundación del pueblo “cabeza de partido” en el interior, es decir, en la sierra, razón por la cual el grupo nucleado en torno a su liderazgo fue bautizado como “serrano”, en contraposición al “costero”.
Por Gerardo Celemín