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Asturias y Pelayo


ASTURIAS

PELAYO

 

 

EL REINO VISIGODO


La península Ibérica formó parte del Imperio Romano, hasta que  en el siglo V (transición de la Edad Antigua hacia la Edad Media) fue invadida por diversos pueblos de origen germánico: suevos, vándalos y visigodos.

Estos últimos consiguieron conquistar toda la península, si bien debieron sofocar reiteradas sublevaciones de los pueblos que habitaban la franja de los montes Cantábricos: astures, cántabros y vascones.

 

Los visigodos, de religión cristiana, tenían como forma de gobierno una monarquía electiva, como la mayoría de los reinos germánicos.

Los reyes siempre debían pertenecer a la nobleza (aristocracia) a la cual estaban unidos por lazos de fidelidad y lealtad.

 

El reino estaba dividido en provincias, cada una de las cuales era administrada por un duque. La corte regia y la máxima autoridad eclesiástica tenían su sede en TOLEDO.

 

Los reyes visigodos se habían elegido entre los miembros de una sola familia, pero después de 672, las dos familias de KHINDASVINTO y VAMBA lucharon por el trono.

 

En el año 710 murió el rey VITIZA, perteneciente a la familia de Vamba. Sus partidarios eligieron sucesor a uno de sus hijos, AKHILA, duque de la provincia Tarraconense, quien no fue reconocido por la facción opositora, continuando de esta manera los enfrentamientos internos dentro de la monarquía visigoda.

 

Mientras tanto, el peligro ÁRABE se había hecho más visible y, por el Norte de África, se acercaba a las costas de España.

Guerreando con los bizantinos y los berberiscos, aquéllos van extendiendo sus dominios y consiguen llegar en 682 a las costas del Atlántico.

Cuando los árabes se apoderan de la ciudad más importante del norte africano, Cartago (actual Túnez), el Imperio de los Califas de Damasco, pertenecientes a la familia de los OMEYAS, queda asegurado, y el valí del África islámica (Ifriqiya), MUSA ben Nusayr, auxiliado por su liberto o cliente, TARIQ ben Ziyad, se apodera de Tánger, la ciudad africana más próxima a las costas españolas.

 

Como no disponen de elementos suficientes para imponerse, los VITIZANOS apelaron en apoyo de su causa a la intervención extranjera, y entraron en contacto con Tariq, gobernador de Tánger nombrado por Muza.

 

Entretanto, el partido hostil a los hijos de Vitiza, formado por la mayoría de los magnates (nobles) godos, elige legalmente como rey a RODERICO, duque de Bética y nieto de Khindasvinto.

 

A todo esto, Tariq y Muza consultaron con el Califa de Damasco, Al-Walid, quien aconsejó tentasen el terreno por medio de una expedición a España que sirviese de ensayo.

 

Pero mientras tanto Roderico lograba imponerse a los vitizanos, era ungido rey y los partidarios de los hijos y hermanos de Vitiza aparentaron obediencia, confiados en la próxima ayuda de los árabes.

 

 

LOS MUSULMANES INVADEN ESPAÑA

 

La expansión musulmana había empezado hacía 80 años.

En efecto, al producirse la muerte de Mahoma (632) fundador de la religión islámica, los musulmanes salieron de su país originario, Arabia, y consiguieron conquistar los territorios del Cercano Oriente y del norte de África en rápida sucesión: Siria, Palestina, Irak, Persia, Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos.

Las etapas finales del avance árabe por el norte de África hacia el océano Atlántico, fueron obra de MUZA, gobernador de Ifriqiya (Túnez) y directamente responsable ante el califa de Damasco (Siria)

 

Muza nombró a TARIQ jefe de las tropas que habían de acudir a España a favor de los vitizanos, y en cuatro barcos, que iban y venían con tropas, desembarcó en la península un ejército compuesto en su mayor parte de berberiscos gomeres y de muy pocos árabes. La tribu de Gomera había sido cristiana y se había convertido recientemente al Islamismo.

Tariq, antes de marchar hacia el interior, se fortificó en un lugar propicio para la defensa, llamado “monte de Tariq”, hoy Gibraltar.

 

Roderico marchó hacia el sur para salir a su encuentro. Con el ejército visigodo venían los hermanos de Vitiza, Sisberto y Oppas (obispo de Sevilla) dispuestos a traicionar a un rey que consideraban usurpador.

Los dos ejércitos se enfrentaron en la batalla de GUADALETE, que al parecer duró tres días, del 23 al 26 de julio de 711.

El ejército cristiano sufrió una derrota terrible y el rey murió, quizás ahogado. Su cuerpo nunca fue hallado.

 

Esta batalla decisiva convertirá a Roderico en el último rey de los godos, al que los historiadores cristianos posteriores llamaron “DON RODRIGO”. En adelante, la figura de don Rodrigo entrará en la leyenda.

 

La victoria de los moros en Guadalete fue tan aplastante que ella decidió por sí sola el fin del Estado HISPANO-GODO. Pronto pudo Tariq darse cuenta de que se le abrían fácilmente todos los caminos de España y de que podía utilizar el triunfo como punto de partida de la conquista de la Península en provecho del Islam y no de los vitizanos.

 

En 712, el valí del África islámica, MUZA, desembarcó con otro ejército para ampliar las conquistas de su subordinado.

Las campañas militares de Tarik y Muza terminaron en 718, año en que toda la península Ibérica ya había sido conquistada totalmente.

Durante la invasión, Oppas se adjudicó la sede episcopal de Toledo.

España fue organizada como valiato (después emirato), es decir, una provincia del imperio musulmán y por lo tanto dependiente del califa de Damasco.

Desde 718 a 732 los intentan conquistar Francia, pero fracasaron.

Debido a la rapidez de los acontecimientos, en los primeros treinta años de la conquista (711 a 741) habría 60.000 invasores frente a 4.000.000 de hispano-godos, que gradualmente fueron abandonando el cristianismo para adoptar el islamismo.

Los árabes respetaron los derechos y propiedades de los cristianos, que sólo quedaron obligados al pago de un tributo personal  en moneda y en especie.

 

Los musulmanes que invadieron España y permanecieron en ella durante ocho siglos, hasta su derrota definitiva en el siglo XV, son designados también con otros dos nombres: “ÁRABES” pues en aquel entonces se identificaban casi totalmente con “musulmán” e “islámico”, ya que eran el pueblo conquistador, y “MOROS” dado que la mayoría procedía del norte de África, cuya provincia más cercana a Europa era designada “Mauritania” por los romanos.

 

En 717  España empieza a llamarse AL ANDALUS, con capital en CÓRDOBA.

 

Los árabes subrayaban las semejanzas de clima, producción  y paisaje con la tierra de donde procedían. Rechazaban el tiempo frío y lluvioso.

 

Los árabes se detuvieron donde empieza la Europa húmeda; dentro de la península quedaba al margen de su zona ideal de asentamiento la vertiente cantábrica y el área gallega. Si en un primer momento determinados grupos penetraron en ellas fueron los berberiscos; al salir estos de la península entre 750 y 755, todo el cuadrante nor occidental quedó sin poblamiento musulmán.

 


BATALLA DE COVADONGA


La expedición de MUZA llegó a Asturias en 714. Como todos los habitantes de la península Ibérica en la época visigoda, los pobladores de Asturias eran CRISTIANOS.

 

Muza asentó una guarnición en GIJÓN, al mando del jefe berberisco MUNUZA.

Las familias de la aristocracia asturiana, entre ellas la de Pelayo, aceptaron la capitulación, y enviaron rehenes a Córdoba como garantía de la rendición.

 

Fue en los montes Cantábricos donde se refugiaron algunos nobles

visigodos laicos y eclesiásticos partidarios de don Rodrigo, encabezados por don Pelayo, que había nacido en Asturias.

 

En tiempos del valí AL-HURR (717-718) se realizó en Cangas de Onís una reunión o asamblea en la que participaron dirigentes astures , representantes de la nobleza visigoda y otros refugiados procedentes del sur.

Esta asamblea fue dirigida por PELAYO, quien en esta circunstancia habría sido elegido REY  o PRÍNCIPE o  CAUDILLO.

 

Es decir que, en 718, al parecer, Pelayo estableció un acuerdo entre los diferentes grupos cristianos que vivían en esa zona Cantábrica, que sirvió para orientar la hostilidad de los montañeses contra los musulmanes, evitando lo hicieran contra sus enemigos de la víspera, los propios visigodos allí refugiados.

 

Por el momento, la actividad de los montañeses no despertó la atención de los gobernantes de Al Andalus, dado que se producía en una región montañosa de difícil acceso, muy alejada de Córdoba.

Por lo tanto, el comienzo de la rebelión de los astures al mando de Pelayo ha de situarse en el valiato de al Hurr y en el año 718.

 

En la asamblea,  tomaron la decisión de rebelarse, al negarse a pagar los impuestos que se exigían a los hombres libres que no se habían convertido al islamismo.

Es este el primer levantamiento cristiano en España contra la dominación de los invasores islámicos.

 

Tras unos años de mutuo hostigamiento, durante el gobierno de AN-BASA (722), Munuza envió un destacamento al reducto de Pelayo. Este y sus hombres se refugiaron en el monte Auseva mientras Munuza solicitaba refuerzos a Córdoba, que serían traídos desde la meseta.

 

El valí AN-BASA envió una expedición al mando de AL-QAMA, que constaba de 800 a 1.400 combatientes. Formaba parte del contingente, el obispo Oppas, hermano de Vitiza.

Pelayo disponía solamente de 300 hombres aproximadamente.

 

Con ellos esperó a los musulmanes en un lugar estratégico, el angosto valle de Cangas en los Picos de Europa, cuyo fondo cierra el monte AUSEVA, donde un atacante ordenado no dispone de espacio para maniobrar y pierde eficacia.

Pelayo se retiró a una gruta del monte, llamada luego Cueva de Santa María o Covadonga.

Allí se produjo el enfrentamiento o encuentro, al parecer de escasas dimensiones, pero que convencionalmente ha sido considerado una batalla.

 

La “Crónica de los reyes visigodos” de Alfonso III (siglo IX) expone las palabras que se ponen en boca de Pelayo antes de la batalla de Covadonga, rechazando la intimación del obispo Oppas (hermano de Vitiza) que le exigía la rendición:

 

“¿Acaso no leíste en la Sagrada Escritura que la Iglesia del Señor es semejante a un grano de mostaza que después vuelve a crecer a gran altura por la misericordia de Dios? En Cristo esperamos que por este cerro que aquí veis (el monte Auseva) vuelva la salvación a España y la restauración del ejército del pueblo godo. Esperamos que su misericordia venga a recuperar la Iglesia, o sea, el pueblo y el reino”.

 

Es muy improbable que Pelayo dijese estas palabras; pero expresan muy bien el programa político de los posteriores monarcas asturianos, particularmente de Alfonso III.

 

Allí los cristianos les tendieron una emboscada y el destacamento

árabe fue aniquilado en la batalla de COVADONGA, considerada el principio de la Reconquista (722)

La primera versión de la batalla corresponde a una crónica cristiana escrita en el año 911, ya que nada dice de ella la “Crónica Mozárabe” de 754, es decir, la fuente narrativa más próxima en el tiempo a estos sucesos.

 

Cuentan las crónicas que tras la derrota, MUNUZA salió huyendo con sus fuerzas, probablemente porque temía que la gente de GIJÓN se uniera a la revuelta o por temor a que los vencedores de Covadonga le dieran alcance en la ciudad.

 

Los cristianos lo interceptaron cuando huía hacia la meseta, en el actual concejo de San Adriano, lo derrotaron y perdió la vida.

Pelayo se apoderó de Gijón sin mayor esfuerzo.

Al divulgarse la noticia, muchos cristianos se unieron al ejército de Pelayo.

 

AL-QAMA y OPPAS también murieron, y sus fuerzas sufrieron grandes pérdidas en su desordenada huida, al caer sobre ellos un desprendimiento de tierras de una ladera, probablemente provocado, en Cosgaya, Cantabria, donde muchos se ahogaron en un río.

 

Los cronistas musulmanes disculpan la derrota diciendo que la posición de sus tropas llegó a ser difícil y que dejaron a los cristianos en sus montañas con estas despectivas palabras: “¿qué son 30 bárbaros encaramados en un peñasco? Morirán seguramente”.

De esta manera, los musulmanes abandonaron a su suerte a Pelayo y los suyos, debido a que menospreciaron la potencial fuerza con que contarán realmente en el futuro.

 

Fue así como Pelayo pudo colocar los cimientos de un PEQUEÑO REINO, reservado por el destino para iniciar la Reconquista.

 

De esta manera, los herederos de los astures de Pelayo vieron en Covadonga la gran batalla victoriosa que “liberó al pueblo cristiano”, exageraron su magnitud, adornaron su descripción con pormenores milagrosos y legendarios, y atribuyeron a Pelayo una pretendida restauración del reino godo en las montañas asturianas, cuando, en el año 911, la “Crónica de Alfonso III” puso en boca del caudillo astur la altiva respuesta a las intimaciones de Oppas.

 

Esta victoria permitió que Asturias no volviese a ser atacada. La batalla de Covadonga fue la primera victoria de un contingente rebelde contra los musulmanes de la Península Ibérica.

Tuvo amplia difusión en la historiografía posterior, y enorme gravitación en la  fundación del reino independiente de Asturias.

 

Debido a estos sucesos, los moros perdieron definitivamente el control de la región Cantábrica, circunstancia que posteriormente se extendió a Galicia y a todo el nor-oeste peninsular. Ya nos encontramos, entonces, en plena Reconquista.

 

Hay que resaltar que, por esos años,  los musulmanes estaban más interesados en conquistar Francia que en limpiar la retaguardia de pequeños reinos hostiles que habían quedado aislados.

 

Un viejo dicho asturiano dice: “Asturias es España y lo demás es tierra conquistada”.

 

 

DON PELAYO

 

La leyenda


Era un noble visigodo, hijo del duque FAVILA. Debido a las intrigas entre la nobleza visigoda, el rey VITIZA conspiró para asesinar a su padre. Pelayo huyó de Toledo a las montañas asturianas, donde tenía amigos y familia.

Regresó cuando murió Vitiza. Ocupó el cargo de conde en la guardia del rey RODRIGO, e intervino en la batalla de Guadalete.

Debido a la invasión musulmana se refugió en Toledo, la capital del reino, ciudad que abandonó cuando cayó en poder de los moros en 714, y volvió a Asturias.

Los musulmanes entraron el la provincia asturiana entre 712 y 714. Las familias dominantes capitularon. MUZA dejó como gobernador a MUNUZA.

 

Historiografía


Asturias era ya un ducado o provincia en la época visigótica (Asturiensis).

Pelayo podría ser hijo del “Dux Asturiensis” Fafila o Favila. Vitiza ordenó su muerte en tiempos en que su padre Egica era rey.

En los últimos tiempos del reino visigodo, los duques eran cabezas de redes clientelares que ya tenían características feudales (vasallaje). “Clientes” eran los que estaban unidos por juramento de fidelidad a los nobles o magnates de superior jerarquía.

 

Así se explica por qué Pelayo buscó refugio en Asturias, entre la clientela de su padre, cuando Vitiza era rey. De modo que Pelayo huía de Vitiza, y no de los musulmanes.

También se entiende que tuviese propiedades rurales (fundos) en Asturias, las cuales constan en el testamento del rey Alfonso III.

 

Las crónicas del siglo IX dicen que Pelayo era integrante de la guardia personal y de la corte del rey Don Rodrigo.

Pero resultaría paradójico que los astures, que se habían rebelado contra los godos en el reinado de Wamba, aceptaran como caudillo contra los moros a un aristócrata enemigo.

Tampoco se entiende la rebelión de un noble visigodo cuando la mayor parte de la nobleza goda aceptó el dominio de los OMEYAS, a cambio de preservar su status.

 

El antropónimo Pelayo no es germánico, como lo son todos los nombres de los reyes visigodos, sino que deriva de la palabra griega PELAGIOS (marino), lo que apuntaría a un origen hispano-romano.

Por lo demás, dicho nombre era frecuente en todo el N.O. de España.

 

En cualquier caso, las crónicas cristianas y musulmanas lo presentan como un personaje estrechamente vinculado a Asturias y que poseía propiedades fundiarias en el centro de la provincia.

 

Por lo tanto, lo más probable es que Pelayo fuese originario de Asturias, y que por consiguiente no perteneciese a la nobleza visigoda.

 

Extensión territorial del Reino Astur después de Covadonga


Pelayo fue el primer monarca de Asturias, hasta que murió en 737.

El reino de Pelayo debió extenderse hacia el norte, en dirección a la costa, y luego hacia el este y oeste, en plena región montañosa.

El triunfo de la revuelta no llevó a Pelayo a establecer su corte en Gijón, que era la ciudad más importante de Asturias desde la época del Bajo Imperio romano, sino que se asentó en CANGAS  DE  ONÍS, situada en las estribaciones de los PICOS DE EUROPA, para su mayor seguridad.

Más adelante, OVIEDO se transformará en capital.

Parece que el reino de Pelayo se extendía por la llamada “Asturias nuclear”, o sea, las partes central y oriental de la actual Asturias.

Sus sucesores extendieron sus dominios hasta Vizcaya y Galicia.

 

Muerte y sepultura


Pelayo falleció en Cangas de Onís, donde tenía su corte, en el año 737. Fue sepultado en la iglesia de Santa Eulalia, de la localidad de Abamia, junto a su esposa la reina Gaudiosa.

Alfonso X el Sabio ordenó trasladarlos a la Santa Cueva de Covadonga, donde se encuentran en la actualidad.

En el sepulcro se grabó la siguiente inscripción: “Aquí yace el Señor Rey Don Pelayo, electo el año de 716, que en esta milagrosa cueva comenzó la restauración de España, vencidos los moros”.

 

Alfonso I y la consolidación del reino astur


Don Pelayo y Gaudiosa tuvieron dos hijos:

 

Fávila, segundo rey de Asturias hasta 739.

Ermesinda, quien casó con Alfonso I el Católico, tercer rey de Asturias, hijo del duque Pedro de Cantabria. Este, a su vez, era un duque visigodo que se había mantenido en las montañas sin rendirse ante los árabes. De esta manera, Cantabria y Asturias quedaron unidas.

 

Alfonso será, en realidad, el fundador de la monarquía asturiana y quien iniciará en seguida el acrecentamiento territorial del Reino Astur. La historia lo llamará Alfonso I y con él puede decirse que va a comenzar la gran empresa de la Reconquista.

 

Una coyuntura histórica favorable permitirá en los años siguientes el afianzamiento y la extensión de la resistencia cristiana que se había anunciado en Covadonga al producirse en Al-Andalus una época de rebeliones, luchas civiles, desconcierto y anarquía.

 

Los berberiscos que poblaban el área nor-occidental de la Península se rebelaron contra los árabes, alegando que éstos se habían adjudicado las mejores tierras. Alzados en Galicia y en la vertiente meridional de la cordillera cantábrica avanzaron hacia el sur, despoblando dichas regiones.

 

Alfonso I atacó y hostigó a los árabes que aun quedaban en el noroeste de la Península, llegando hasta la meseta y llanuras leonesas, donde destruyó fortificaciones y llevó consigo a los cristianos que habitaban en aquellos lugares.

 

De esta manera, su Reino quedó fortalecido en su seguridad y acrecentado en su territorio, que tuvo por centro Asturias y la actual provincia de Santander, flanqueado por dos comarcas fronterizas: parte de Galicia y los países de límites indecisos que habitaban los vascones (mediados del siglo VIII).

 

Uno de los reyes posteriores, Alfonso III reconquistó la meseta y la llanura donde habrán de formarse dos reinos más extensos: León y Castilla (siglos IX y X)

 

Estos numerosos grupos que poblaban la franja cántabro-pirenaica se van aglutinando en torno a ciertos núcleos políticos, lo que al cabo de 300 años permitirá reconocer la existencia de 5 áreas políticas diferentes, que de Oeste a Este son: 1. Asturias-León-Galicia. 2. Castilla. 3. Navarra. 4. Aragón. 5. Cataluña.

 

 

COVADONGA EN LA ACTUALIDAD


Actualmente es una parroquia del concejo de Cangas de Onís, en el Principado de Asturias.

La parroquia forma parte del Parque Nacional de los Picos de Europa, cuya altura es de 2.600 metros.

Covadonga se encuentra en la falda del monte Auseva.

Posee el conjunto monumental más visitado de Asturias.

Es un santuario dedicado a la Virgen de Covadonga, conmemorativo de la batalla del mismo nombre.

El conjunto está formado por:

La santa cueva de Covadonga.

Aquí se encuentra la capilla sagrario con la imagen de la Virgen de Covadonga y la tumba del rey don Pelayo. Según la tradición, en este lugar se refugió Pelayo junto con sus hombres durante la batalla.

Basílica Santa María la real de Covadonga

De estilo neorománico, fue levantada en 1901 y construida íntegramente en piedra caliza rosada.

Explanada

En la explanada de la basílica se encuentran:

-La casa capitular.

-La estatua de bronce de Pelayo, instalada en 1964.

-La campana de tres metros de altura, colocada en 1900.

-El obelisco con la réplica de la Cruz de la Victoria (1857), donde la tradición dice que Pelayo fue coronado rey.




Por Gerardo Celemín

 
Vínculos externos  
  Fundación Destellos
www.fundestellos.org

Grupo de Investigaciones Estéticas
(Univ. Nacional de Mar del Plata, Argentina)
http://gie-argentina.weebly.com/

La Radio
www.laradio.org.ar

Páginas de Tango
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Páginas de Edgardo y Steffi Berg sobre Fórmula 1 y sobre su proyecto educativo en inglés
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