FUNDACIÓN DE CIUDADES BONAERENSES
LA PLATA - 19 de NOVIEMBRE de 1882
Para comprender los motivos de la fundación de la capital de la provincia en fecha tan tardía, cuando todas las provincias históricas tenían ya sus respectivas capitales, hemos de remontarnos a la contienda electoral para elegir presidente de la Nación en 1880.
Dos eran los candidatos: el general Julio Argentino Roca y el doctor Carlos Tejedor. El primero venía precedido por su prestigio de "conquistador del Desierto" cuando fue ministro de guerra del presidente Avellaneda, y contaba con el apoyo de la mayoría de las provincias, como asimismo de una fracción del partido autonomista porteño, entre quienes se encontraban Dardo Rocha y Aristóbulo del Valle. El segundo tenía clara mayoría en su provincia, pero muy escasos apoyos en el interior.
Roca había anunciado que si triunfaba solucionaría de una vez para siempre el antiguo problema de la capital de la República, transformando a la ciudad de Buenos Aires en capital nacional. Este proyecto no era respaldado por Tejedor, porque significaba la pérdida de la capital provincial, razón por la cual se preparó para resistir organizando la Guardia Nacional.
Pero la suerte le fue adversa, pues fue derrotado en las elecciones y en el campo de batalla. Roca y Avellaneda procedieron con rapidez: expulsaron a los diputados opositores y el Congreso nacional sancionó la ley prevista en el artículo 3 de la Constitución, por la cual la provincia de Buenos Aires entregaba la ciudad capital a la Nación. Desde ese momento, la ciudad-puerto se convirtió en Capital Federal.
Este es el momento de aclarar que Buenos Aires no fue siempre capital provincial, sino a partir de 1820, antes de ese año había sido capital de las Provincias Unidas y del Virreinato.
Durante el primer año de la presidencia de Roca, Dardo Rocha fue elegido gobernador de la provincia en 1881 y se consagró de inmediato a la tarea de fundar una nueva capital provincial, conforme al proyecto que había formulado antes de asumir sus funciones.
Los planos del trazado y de los edificios públicos fueron encomendados al Departamento de Ingenieros, del cual formaba parte Pedro Benoit, considerado el inspirador de los planos.
El interés personal que tenía Rocha por la futura capital está demostrado por el hecho de haber comprado varios libros para estudiar los planos de las principales ciudades del mundo.
El nombre La Plata fue sugerido por el senador provincial José Hernández, para dar continuidad al nombre que se usaba, aunque con variantes, desde la época colonial.
Se designó una Comisión especial para que eligiese el lugar donde habría de levantarse la futura capital, la cual se pronunció por varios pueblos cercanos a Buenos Aires, o al menos con fácil acceso a los ríos: Ensenada, Quilmes, Olivos, San Fernando, Campana y Zárate. El Poder Ejecutivo se decidió por Lomas de la Ensenada, ubicada frente al puerto del mismo nombre, situado en el partido o municipio creado en 1801, que contaba con 6.000 habitantes, de los cuales 2.000 poblaban la localidad cabecera. Coincidentemente, Juan Bautista Alberdi había anticipado años atrás que ésa era el lugar más apropiado para que allí residiesen las autoridades bonaerenses.
La ley sancionada el 20 de abril de 1882 por la Cámara de Senadores provincial dice así: "el Poder Ejecutivo procederá a fundar inmediatamente una ciudad que se denominará La Plata frente al puerto de la Ensenada, sobre los territorios altos" Se le adjudicaba una extensión de 6 leguas cuadradas y se contemplaban las futuras expropiaciones que sería necesario realizar.
El factor decisivo que indujo a esta elección fue la cercanía del río de la Plata y de un puerto ya existente, para que la provincia no extrañase la ciudad perdida.
Por eso, en el mensaje que pronunció el doctor Dardo Rocha el 1ro. de mayo de 1881 anuncia que se habrá de crear una "Nueva Buenos Aires". Rocha no quiso que La Plata fuese nada más que un centro político y administrativo, sino principalmente un centro comercial.
Ocurre que se pensaba que las obras que necesitaba el puerto de Ensenada para recibir buques de gran calado no exigían grandes erogaciones, y que los buques de ultramar lo preferirían al de Buenos Aires, más aun teniendo presente que La Plata estaría enlazada a la red nacional ferroviaria.
De esta manera se proyectó que La Plata y su puerto habrían de sustituir a Buenos Aires como primer centro económico, convicción reforzada por el hecho de que todavía no se había construido Puerto Madero. Durante los debates en el Senado, el legislador Ortiz de Rozas se opuso al proyecto mencionado, porque decía que la única razón que se invocaba a favor del mismo era que el puerto de Ensenada sería superior al porteño: por su parte, no lo creía, y tenía razón, además sostenía que no es patriótico fundar una ciudad para perjudicar a otra.
Las operaciones de demarcación del ejido empezaron en julio de 1882, en setiembre de ese año empieza la transferencia a los futuros pobladores, y después de algunas postergaciones, la piedra fundamental fue bendecida y colocada el 19 de noviembre, día del cumpleaños del segundo hijo varón de Dardo Rocha: Ponciano.
El acto de fundación se caracterizó por la ausencia de incidentes, no obstante el crecido público heterogéneo, armonizado por las palabras conciliadoras del discurso de Dardo Rocha. En el periodismo, la única nota disonante la dio "La Nación", pues consideró que las ceremonias no habían alcanzado el debido lucimiento porque se organizaron con apresuramiento, circunstancia agravada por el calor agobiante y las nubes de polvo y tierra que arrastraba el viento.
Por Gerardo Celemín