JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO
Nació en Tucumán (1780) y falleció en Chile (1855)
Cuando se produjo la Revolución de Mayo en 1810 residía en Buenos Aires, y se adhirió a la causa patriótica.
Ese mismo año fue comisionado en compañía de Álvarez Jonte para viajar a Chile, donde también se había formado una Junta, y por medio de negociaciones consiguió que ambos gobiernos colaborasen recíprocamente en el aspecto militar.
Desde Chile se trasladó a Lima para sondear las posibilidades de una revolución, pero fue arrestado varias veces y regresó a Córdoba.
En 1812 ingresó en la Logia Lautaro, que se había constituido en ese mismo año con motivo de la llegada de San Martín y Alvear al país.
Le fue otorgado oficialmente el grado militar de oficial de artillería, debido a su gran conocimiento en materia de explosivos y de cartografía, por eso fue designado director de la fábrica de pólvora de Córdoba.
En 1813 formó parte de la misión del coronel Juan Gregorio de Las Heras a Chile para dirigir el arsenal patriota. Allí se hizo amigo de Marcos Balcarce, quien envió por su intermedio mensajes a San Martín, gobernador de Cuyo, poco antes de la derrota de los patriotas chilenos en la batalla de Rancagua.
Debió radicarse en Mendoza, donde San Martín apreció su patriotismo y lo nombró ayudante de campo, secretario privado, director de los talleres militares y de una fábrica de pólvora.
Posteriormente lo envió en misión confidencial a Buenos Aires ante el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, para establecer con éste la cantidad y tipo de artículos de guerra necesarios para la campaña libertadora a Chile.
1816. San Martín lo envió a Chile, con el encargo aparente de llevar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont. Lo que San Martín se proponía, en realidad, era que la gran memoria visual de Álvarez Condarco retuviera los accidentes de la cordillera para marcar luego el camino del ejército.
Así, cruzó por el paso de Los Patos, y ni bien llegado, Marcó del Pont lo despachó de regreso por el paso más corto, que era el de Uspallata.
Los mapas que confeccionó luego de este viaje resultaron fundamentales para el cruce que el Ejército de los Andes realizó a Chile por ambos pasos cordilleranos.
Actuó como ayudante de campo de San Martín. Combatió en la batalla de Chacabuco.
En 1818 fue enviado por el presidente O’Higgins para comprar barcos en Gran Bretaña para la primera escuadra de guerra chilena. En Inglaterra contrató a lord Thomas Cochrane para que se hiciera cargo de la comandancia de la flota.
Se retiró del ejército poco antes de la expedición libertadora al Perú y permaneció en Chile dedicado a construir caminos.
Prestó servicios en Bolivia y posteriormente en Mendoza.
Retornó a Chile y vivió allí enseñando matemáticas.
Durante un tiempo, fue jefe del departamento de Ingenieros y Caminos de la República de Chile.
Impedido de regresar a su país por su pública oposición de Rosas, vivió en Chile hasta su fallecimiento. Murió en la pobreza, y sus amigos debieron costear el entierro.
Por Gerardo Celemín