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Manuel Dorrego

MANUEL DORREGO

 

Nació 11 junio 1787 en Buenos Aires. Su padre era un rico comerciante portugués.

Estudió en el Real Colegio de San Carlos, graduándose en Filosofía (1808).

Se traslada a la universidad de Santiago de Chile para estudiar Derecho.

En setiembre 1810, el cabildo abierto de la ciudad reemplaza a las autoridades coloniales por una Junta de Gobierno que actuará en nombre de Fernando VII.

A los 24 años, Dorrego ha decidido abandonar definitivamente los estudios y convertirse en guerrero.

En ese momento llega a Santiago José Alvarez Jonte enviado por la Junta de Mayo para solicitar ayuda, pues se teme que Buenos Aires sea atacada por los realistas de Montevideo.

La Junta de Santiago encomienda a Dorrego la misión de trasladar a Mendoza 400 soldados, lo que consigue atravesando la cordillera en tres oportunidades.

Cuando decide finalizar su desempeño en Santiago y regresar al país, ha alcanzado el grado de capitán.

 

Después de la derrota de Huaqui en Alto Perú, Saavedra es designado por la Junta para reorganizar al ejército. Dorrego es designado ayudante y posteriormente se incorpora a las fuerzas que estaban al mando de Pueyrredón.

Aquí comienza su actuación en el ejército del Norte.

Sus superiores, Díaz Vélez y Pueyrredón, se refieren a él destacando ante todo su valentía. Es ascendido a teniente coronel.

Pueyrredón es reemplazado por Belgrano, quien lo designa ayudante de campo y secretario de guerra.

Estuvo presente en la batalla de Tucumán (1812) y en la de Salta (1813). Recibe el nombramiento de coronel.

 

Debido a su fogoso temperamento, discrepó con Belgrano por los términos de la capitulación otorgada al jefe realista Pío Tristán. Recibió una sanción por haberse opuesto a la invasión al Alto Perú, que consideraba desaconsejable por las dificultades que plantearía el aprovisionamiento del ejército patriota, en contra de la opinión de Belgrano y Arenales.

Después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano lo rehabilita y le confiere el mando de la retaguardia.

 

Cuando San Martín se hace cargo del ejército del Norte, Dorrego es separado del mismo y enviado a Buenos Aires, donde se lo incorpora al ejército del Directorio que está realizando campañas contra los federales en Uruguay y Santa Fe.

El Director Antonio González Balcarce lo nombra general, dignidad que no acepta por “no querer ascensos como no fueran en el campo de batalla y por la causa de la Independencia” (1815)

En dicho año contrae matrimonio con Angela Baudrix, de 15 años de edad (él 28)

 

Su desempeño en el Litoral contra los federales de Artigas lo convencieron de la inutilidad de la guerra fratricida. Ingresa en el mundo de la política cuando se define como republicano y federal contra la mayoría de los diputados que integraban el Congreso de Tucumán, unitarios y partidarios de la monarquía.

Mientras San Martín reclamaba se lo destinase al Ejército de los Andes, Dorrego comienza su tarea periodística en la publicación “Crónica Argentina” de Vicente Pazos Silva, atacando en sus artículos al Directorio y al Congreso.

 

Acusado de conspiración, fue arrestado y confinado en un barco. El Directorio de Pueyrredón emitió contra él la orden de “extrañamiento para siempre” (1816), siendo deportado a Estados Unidos, junto con Manuel Moreno, Pedro José Agrelo, Vicente Pazos Silva, Domingo French y Feliciano Chiclana.

Su esposa recibió el pago de la mitad de sus sueldos de coronel.

 

Dorrego conoció y adoptó en Estados Unidos la idea de una Confederación como sistema político más apropiado para nuestro país. Las características de la Confederación, que no es lo mismo que un Estado federal, son:

--Los estados confederados poseen facultad de veto respecto de las resoluciones del estado central.

--Los estados confederados son soberanos y conservan el derecho a la secesión.

--Un estado de ese tipo se basa en constituciones o en pactos.

 

Debido a la desaparición del Directorio y del Congreso, regresa al país en abril 1820.

Se lo repone en su grado militar. Los fundamentos de la reivindicación están publicados en la “Gaceta” y firmados por el gobernador Manuel Sarratea.

Intervino en los sucesos que se conocen con el nombre de “anarquía del año 20” en la provincia. En su carácter de comandante militar, fue nombrado gobernador interino y finalmente acató la designación de Martín Rodríguez, que estaba apoyado por Rivadavia y Juan Manuel de Rosas.

 

Acusado otra vez de conspiración, fue desterrado a Montevideo. La “ley del olvido” sancionada por iniciativa de Rivadavia le permitió regresar a Buenos Aires.

En la conspiración encabezada por Gregorio Tagle para oponerse a las reformas eclesiásticas de Rivadavia, fue comisionado para sofocar la rebelión, que consistió en un asalto al edificio del Cabildo.

Dorrego apresó a Tagle, contra quien había orden de fusilamiento. Tagle había sido uno de los instigadores de la orden de “extrañamiento” de 1816, pero Dorrego lo perdonó y lo dejó escapar.

 

1823. A partir de este año reside en su quinta de San Isidro. Se incorpora como diputado a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.

1824. Es designado diputado por la provincia de Santiago del Estero ante el Congreso general constituyente reunido en Buenos Aires. Dorrego y Manuel Moreno eran los líderes de la minoría federal, pues la mayoría era de tendencia unitaria.

Donó sus haberes a la provincia que representaba, gobernada por el caudillo Juan Felipe Ibarra.

Manifestó: “opino por el sistema federal, porque creo que es el que quieren los pueblos, por que creo que es el que únicamente aceptarán”.

El Congreso finalmente sancionó la constitución unitaria de 1826, que no fue aceptada por los caudillos federales.

 

Rivadavia fue nombrado presidente de la república por el Congreso, pero la guerra contra Brasil no le permitió llevar a cabo la obra de progreso que tenía planeada. Cuando Rivadavia renunció, la Legislatura de la provincia elige gobernador propietario a Manuel Dorrego (12 agosto 1827) por 31 votos contra 4 solamente.

 

Debido a la desaparición del P.E. nacional y del Congreso, las provincias otorgan al gobernador bonaerense el ejercicio de las relaciones exteriores y la continuación de la guerra con Brasil.

Como consecuencia de la escasez de recursos, la guerra terminó con un tratado en 1828, por el cual se reconoce la independencia de la Banda Oriental del Uruguay.

 

El gabinete designado por Dorrego estaba integrado por:

En Gobierno y relaciones exteriores, Manuel Moreno, luego Tomás Guido.

En Hacienda, Manuel Aguirre, luego Roxas y Patrón.

En Guerra y Marina, Juan Ramón Balcarce.

 

Hubo absoluta libertad de prensa. Proliferan los periódicos unitarios, que realizan críticas despiadadas.

Se firmaron pactos con Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe para convocar una Convención Nacional (en reemplazo del Congreso general) que adoptaría el sistema federal.

Debido a la grave situación financiera heredada (sobre todo por la guerra) debió reducir el gasto público.

El partido federal porteño se divide entre la ciudad, que apoyaba a Dorrego, y el rural, que respondía a Anchorena y a Rosas.

Las provincias confiaban en Dorrego, pero no le prestaban ningún apoyo.

 

Estaba respaldado por las clases más desheredadas de la capital, que Tomás de Iriarte en sus “Memorias” llama “descamisados”, designación premonitoria.

Cuando Rosas le escribe para sugerirle consejos, Dorrego le responde:”Don Juan Manuel, que Ud. quiera darme lecciones de política es tan avanzado como si yo me propusiera enseñar a Ud. cómo se gobierna una estancia”.

Para disminuir el poder de Rosas, suprime las incorporaciones forzosas de gauchos al ejército (levas).

 

Los dirigentes políticos unitarios habían planeado el derrocamiento de Dorrego, para lo cual convencieron a jefes militares que regresaban con sus tropas desde Uruguay. El general Juan Lavalle se puso al frente de la revolución.

Cuando Lavalle entró en la capital (1ro.diciembre 1828) y Dorrego se dio cuenta de que la defensa era utópica, se fue a la campaña para buscar la colaboración de Rosas.

Lavalle fue elegido gobernador, disolvió la Legislatura y delegó el mando en el almirante Brown para salir a combatir a los federales, al frente de 500 soldados de caballería veteranos de la guerra con Brasil.

En la batalla de Navarro (9 de diciembre) derrotó a los 1.700 milicianos reclutados por Rosas.

Dorrego llegó a San Antonio de Areco, donde Angel Pacheco se puso a sus órdenes, pero las tropas fueron sublevadas por oficiales unitarios y lo apresaron. En este momento fatídico se hizo realidad lo que habían previsto sus correligionarios, quienes le habían aconsejado después de la derrota de Navarro ponerse a salvo en territorio de la provincia de Santa Fe.

 

En principio, creyó que sería remitido a la Capital, donde Brown estaba dispuesto a conceder la expatriación nuevamente. Pero la columna que lo conducía se desvió hacia el campamento unitario donde se encontraba Lavalle, en Navarro.

 

El general Lavalle fue presionado por los dirigentes políticos unitarios, quienes a través de varias cartas le aconsejaron el fusilamiento de Dorrego como el mejor procedimiento para encauzar el futuro político argentino.

Salvador María del Carril le dice que “una revolución es un juego en el que se gana hasta la vida de los vencidos.”

Similares conceptos se pueden leer en las cartas que le escriben Juan Cruz Varela y Julián Segundo de Agüero.

 

Por el contrario, el almirante Brown proponía se le concediese a Dorrego un segundo destierro en Estados Unidos, para salvarle la vida. Y por su parte, Eustaquio Díaz Vélez expresaba “estoy persuadido de que Dorrego no debe morir”.

 

Lavalle, brillante militar pero inexperto político, se dejó convencer de que la idea federal se extinguiría junto con su jefe y caudillo máximo.

 

Cuando llegó al campamento unitario, Lavalle se negó reiteradamente a una entrevista, y lo colocó bajo la custodia del coronel Enrique Rauch, quien le hizo saber por medio de un ayudante que en el término de una hora sería fusilado.

 

Dorrego redactó cartas para Estanislao López, su esposa, sus hijas, su hermano y algunos amigos.

La carta a López está dirigida a él mismo y por su intermedio a la Convención Nacional de Santa Fe. En ella manifiesta “Ignoro la causa de mi muerte, pero de todos modos perdono a mis perseguidores. Que mi muerte no sea causa de derramamiento de sangre”.

 

Cuando el caudillo federal ya ha sido ejecutado el 13 de diciembre de 1828, Juan Lavalle emite un comunicado en el que se presenta como el único responsable ante el juicio de la historia.

 

Al comunicar la decisión a Guillermo Brown, gobernador delegado en la capital, explica que “la existencia del coronel Dorrego y la tranquilidad de este país son incompatibles”.

Pero la desaparición de Dorrego no produjo los resultados esperados por el jefe unitario.

Al contrario, pues la Convención Nacional reunida en Santa Fe emitió una declaración el 20 febrero 1829, en la que califica el hecho como “crimen de alta traición contra el Estado.”

 

Con su ejército disminuido, Lavalle debió enfrentar a las tropas conjuntas de López y Rosas en el combate de Puente de Márquez (26 abril 1829) donde fue vencido.

 

Casi todos los historiadores han juzgado negativamente la actitud de Lavalle, cuya decisión estaba agravada por el hecho de ser el jefe de una rebelión militar. Se lo considera mayoritariamente como “grave error que precipitó la guerra civil”.

 

El gran beneficiado fue Juan Manuel de Rosas, quien a partir del 13 diciembre 1829 se presentó como el vindicador y heredero de Dorrego, razón por la cual fue elegido por la Legislatura provincial como gobernador por cuatro años.

 

 

Por Gerardo Celemín

Vínculos externos  
  Fundación Destellos
www.fundestellos.org

Grupo de Investigaciones Estéticas
(Univ. Nacional de Mar del Plata, Argentina)
http://gie-argentina.weebly.com/

La Radio
www.laradio.org.ar

Páginas de Tango
www.abctango.com
www.todotango.com

Páginas de Edgardo y Steffi Berg sobre Fórmula 1 y sobre su proyecto educativo en inglés
http://edgardobergnewsbureau.weebly.com/
http://bowzine.weebly.com/
 
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